El lenguaje contenido de Ejercicios mentales de Paula Piedra, inclinado a la observación inteligente antes que a la inspiración lírica, marca un giro notable en las nuevas voces poéticas del país. Su manera de acercarse a lo que llaman el “hecho poético” parte de una visión de mundo instalada en la economía de recursos y en una emotividad dominada por la elegancia. Paula pone el cerebro, el lector el corazón: ese es el negocio de la buena poesía
Tal vez el andamiaje que tan bien sostiene a Ejercicios mentales es su intención de construir una voz desde la literatura menor. No la pretensión de escribir para la posteridad, de dejar una obra maestra, si no la de encontrar el sosiego en las cosas pequeñas y en la vida privada que es, por supuesto, política. Porque hay una pulsión política en el abordaje de los temas, en el uso del lenguaje, en la mirada sagaz.
Lo de Paula es poesía de quien se observa a sí misma desde una distancia prudente, una voyeur de su propia vida. Su escritura es la de un sismógrafo, un registro de las más leves alteraciones de la existencia común.
Luis Chaves
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